El "Hay festival de Arequipa" en su segunda versión virtual

Por segundo año consecutivo el Hay Festival arequipeño tiene lugar en internet y en esta ocasión comprende también a la apacible ciudad de Moquegua. Va del 1 al 7 de noviembre. Ha puesto a disposición de los interesados ​​su plataforma de visionado, sin costo, en https://www.hayfestival.org/arequipa , donde podrán registrarse fácilmente para asistir a las actividades del nutrido programa. Se ha incluido un chat −para comentarios y preguntas− para mantener así el carácter interactivo que caracteriza a ese festival. También podrá disfrutar de las charlas en diferido hasta el 21 de noviembre.

La matriz de estos festivales, que actualmente tienen lugar en muchas ciudades del mundo, está en la pequeña localidad de Hay-on-Wye, en el país de Gales, Reino Unido, que con apenas 1,500 habitantes en 1988 –cuando organizaron entre amigos un pequeño festival cultural− contaba ya con 41 librerías. La rueda de la fortuna giró para este pueblo de mercantes cuando a uno de sus moradores, Richard Booth, se le ocurrió en 1961 comprar grandes lotes de libros que remataban librerías que acababan de cerrar en Estados Unidos y poner con ellos una bookstoreen la desafectada estación de bomberos. Fue tal el éxito del negocio que los competidores no se hicieron esperar y al cabo de cierto tiempo había una librería casi en cada esquina, sobre todo de libros usados. Hay –a orillas del río Wye− se ganó pronto el apelativo de “Ciudad de los libros” y en la actualidad recibe cada año más de medio millón de turistas atraídos por su fama de ser un emporio excepcional de amantes de la lectura y de las artes.

Desde entonces, se ha abierto en Hay-on-Wye toda suerte de negocios librescos, pero los que nos pueden dejar perplejos a quienes somos de Sudamérica son las llamadas “librerías de la honestidad”, es decir, aquellas en que se otorga tal nivel de confianza a los clientes que se les deja solos entre las nutridas estanterías para que escojan sus títulos y dejen el importe justo en una suerte de alcancías habilitadas para tal fin. No hay dependientes.

Tras ese ejemplo, y apelando al amor por las artes, real o impostado, de generosos auspiciadores, ahora hay por todo el planeta festivales que convocan a los más inspirados, inteligentes y sensibles; es decir, como en Arequipa, a todo el mundo.