Terror en Lo Cañas

Tanto las guerras en el frente externo como las llamadas civiles, son sangrientas, como en el Chile del siglo XIX.

Acabado recién de leer y con los datos expuestos aún frescos, no cabe duda que el libro “Terror en Lo Cañas”, de los historiadores Carmen McEvoy y Gabriel Cid, representa un aporte valioso para la divulgación histórica orientada al gran público.

Enmarcada durante la guerra civil que asoló Chile entre enero y agosto de 1891, la masacre perpetrada en Lo Cañas, propiedad del político Carlos Walker Martínez (dirigente de la política internacional chilena en la década de1860, muy recordado por quienes hemos estudiado esa época) constituyó la ruptura de los códigos tácitos de la lucha política, gracias a los cuales los miembros de las clases altas podían considerarse inmunes a la violencia que sacudía la república sureña.

El libro, pulcramente diseñado, empieza por cuestionar los conceptos generales (la confrontación con “el otro” y el uso de la violencia, por citar algunos) para luego describir a los actores del conflicto de 1891 y conducirnos al corazón del tema.

En la historia las paradojas son una constante. ¿Quién hubiera pensado que la nación victoriosa de la guerra del Pacífico mostraría su cara más terrible durante la guerra civil del 91? ¿Acaso alguien imaginó que algunos de los perdedores de esa cruenta contienda civil acabarían asilados en Lima?

La publicación de este tipo de libros en un país como el nuestro, tan reacio a explorar más allá de sus fronteras, y en donde el lector común sigue autocompadeciéndose, y hasta cae en el irredentismo, invitan a un análisis mayor, donde los académicos como los simples interesados en la historia política, extraigan repuestas a nuestras propias interrogantes nacionales, observando los procesos históricos más allá de nuestros límites.

Terror en Lo Cañas es una obra muy fecunda en revelaciones. Muestra los procesos cíclicos de países que se encuentran imbuidos en problemáticas similares a las nuestras. Si nos detenemos por un instante a analizar la historia de Chile, veremos que, orgullosos de su republicanismo y de su estabilidad ejemplar (que hizo que en 1840 sea visto desde el Perú como un camino a seguir) fue sometido, sin embargo, a tensiones muy fuertes y a una crisis política que lo condujo a rupturas trágicas. Sirvan de ejemplo la guerra civil de 1891 y el golpe pinochetista de 1973.

Los paralelismos que el libro muestra entre la Guerra Perú-Chile y la Guerra Civil de 1891, ayudan a comprender a ese “otro” en sus acciones y en sus contradicciones. Aquí

Néstor Zavala

Encargado Librero- Librería Crisol Diagonal