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Arquímedes de Siracusa Vivió Tiempos de Guerra, por lo que No Debe Extrañarnos que Empleara Parte de Su Genio en Diseñar Ingeniosas Maquinas para la Defensa de Su Ciudad Natal. El Siracusano Destacó en Esta Actividad como lo Hizo en Todas Aquellas por las que Tuvo a Bien Interesarse: las Matemáticas, la Física, la Ingeniería, la Astronomía. . . Calculó la Área Definida por una Curva Parabólica con un Método que Puede Considerarse el Antecedente del Cálculo Infinitesimal; Estableció los Principios Físicos que Subyacen a las Palancas y Poleas e Incluso Se Atrevió a Estimar el Número de Granos de Arena que Podía Contener el Universo, una Cifra de Tal Magnitud que Tuvo que Inventar una Forma Nueva de Escribirla. Pero el Hallazgo que Le Ha Valido Fama Inmortal Es la del Principio de la Hidrostática que Lleva Su Nombre, Sin Duda uno de los Más Bellos Experimentos de la Historia y Justo Merecedor de la Exclamación de Júbilo que Desde Entonces Simboliza el Quehacer Científico: <<¡Eureka!>>
Peso | 0.300000 |
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Nombre del autor | Fernández Aguilar, Eugenio M. |
Editorial | RBA |
Alto | 24 |
Ancho | 16 |
Año de edición | 2012 |
Formato | Tapa dura |
Número de Páginas | 157 |
ISBN | 9788447376353 |