El joven Molière cumple 400 años

Se sabe que gozó de una inmensa notoriedad, y aunque es imposible rastrear fielmente cada episodio de la trayectoria de alguien que vivió en el siglo XVII, hay hechos que son incontestables. Molière fue el comediante favorito del rey Luis XIV de Francia y uno de los primeros en recibir los halagos que esa poderosa corte europea dispensaba a los artistas y hombres de letras. Su fama trascendió las fronteras y 400 años después de su nacimiento se puede decir que sigue gozando de la preferencia de los aficionados al teatro del mundo entero.

Tanto su abuelo como su padre habían sido tapiceros del rey. Jean Baptiste Poquilin, su nombre real, nació en París un 15 de enero de 1622. Luego de pasar por un colegio de jesuitas siguió la carrera de Derecho pero pudo más su pasión por las tablas y fundó en 1643 el Illustre-Théâtre en compañía la actriz Madeleine Béjart. Bajo el apelativo de Molière y al frente de su propia compañía hizo muchas representaciones en París, pero abrumado por las deudas dejó la capital y emprendió una gira por todos los rincones de Francia que duró 13 años. Hacía de todo: escribía, actuaba, se ocupaba del vestuario, del decorado y, por cierto, de la administración general de su troupe. Algunos estudiosos contemporáneos no vacilan en calificarlo de hiperactivo.

Al volver a París, en 1658, obtuvo la protección de Felipe de Orleans, hermano del rey, gracias a quién pudo actuar ante el propio monarca que apreció mucho El atolondrado y El despecho amoroso pero que cayó rendido, como todo el mundo, con Las preciosas ridículas. La fama del dramaturgo estaba en su cúspide cuando se instaló en el mismo Palacio Real. Puso en escena La escuela de maridos y La escuela de mujeres. Lo paradójico es que la protección de la corona no impediría que puestas suyas, como Turtufo y Don Juan, fueran censuradas por la jerarquía eclesiástica. Sus farsas y punzantes comedias, que ponían en evidencia las taras y vicios de la sociedad de su tiempo, molestaban a más de uno.

Como es de suponer, la biografía de Molière se confunde con la leyenda. Hasta su muerte fue muy dramática. Estaba protagonizando su última creación, El enfermo imaginario, cuando tuvo un fuerte malestar pero se empeñó en terminar la representación. Se dice que unas siete horas después, ya en sus aposentos, expiró. Su joven esposa tuvo que acudir ante su protector el rey para que se le pudiera inhumar en un cementerio, pues en aquella época los comediantes (como las prostitutas y otros parias) estaban impedidos de recibir los sacramentos y los auxilios de la Iglesia. Era un 17 de febrero de 1673 y tenía 51 años.

Este año habrá múltiples homenajes en Francia y en el mundo entero por el nacimiento hace 400 años de este genio del teatro occidental.