¿Quién dijo Clásicos?

La oferta libresca es inagotable, pero los clásicos de la literatura serán siempre un refugio seguro para empezar a leer

Hay una aseveración recurrente en boca de quienes se consideran lectores de verdad: es buen lector aquel que lee los clásicos.

¿Qué tan cierto es eso? Leer es casi un acto instintivo, de práctica permanente, leemos todo desde que aprendemos a hacerlo, pero leer libros se vuelve con el tiempo un hábito cuando descubrimos el placer que produce sumergirse en esos viajes de largo aliento. Y el mundo de la lectura tiene sus estaciones, sus recovecos y paradas, y la literatura clásica es una de ellas.

Solemos dar uno o dos pasos atrás cuando nos salen al encuentro las novelas clásicas, quizá porque nos asaltan algunos recuerdos no tan gratos de cuando, en la época escolar, debíamos leerlas por obligación. Esos textos no siempre eran los ideales para iniciar a un niño o a un adolescente en la lectura. Ya con solo ver el grosor de esos volúmenes pensábamos que ese texto denso era difícil de entender, aburrido, y para intelectuales.

Y no es así. Por ejemplo El Quijote, que es el clásico por antonomasia, debe ser el libro más divertido del mundo. Para que un libro sea catalogado como clásico, debe haber trascendido a su tiempo, haber hecho historia y ostentar un legado. Para ello, la lengua original en la que fue escrito no debe haber sido una barrera para ser traducido y leído en muchos otros idiomas y, sobre todo, que siga seduciendo a los lectores contemporáneos.

Al momento de escoger una novela clásica hay que valorar varios aspectos: Es indispensable que la edición resulte atractiva para el lector, como también que tenga la tipografía adecuada. Si lleva ilustraciones será un punto extra sobre todo para niños y adolescentes, ya que estimulará más su lectura; como el lenguaje amigable y coloquial, en algunos casos.

Si deseas descubrir −o disfrutar nuevamente− una obra clásica te recomendamos empezar por los siguientes títulos:

El Principito, de Antoine de Saint Exupery.- Un accidente de avión hizo que un piloto al caer se encontrara con un niño que cuidaba con amor de una rosa. Se trata de novela corta llena de mensajes y enseñanzas que a cada relectura te enternecerá aún más. Aquí

Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne.- Si la aventura es lo tuyo tienes que viajar junto al profesor Lidenbrock, a su sobrino Axel y al guía Hans “al centro de la tierra”. Te podemos asegurar que vivirás cada momento como si estuvieras ahí. Aquí


Mujercitas, de Louisa M. Alcott.- Cuatro hermanas viven un momento difícil, con su padre en la guerra y cada una de ellas luchando por sus sueños y metas, muy diferentes, pero unidas por el amor y la lealtad. Si han visto la película disfrutarán mucho más el libro. Aquí

Rebelión en la granja, de George Orwell.- Los animales deciden rebelarse y crear su propia sociedad y, en consecuencia, expulsan al granjero. Una sátira sobre la política, el mercado y el poder cuyo mensaje sigue siendo tan actual como cuando se publicó. Aquí


La guerra de los mundos, de H.W. Gells.- La invasión de los marcianos a la tierra es narrada magistralmente en esta novela publicada en 1898. Aquí

Otra forma de acercarnos amigablemente a las novelas clásicas es leerlas en sus versiones gráficas ya que pueden amenizar mucho más la lectura. Además te recomendamos ver la película o serie basada en la novela clásica que vas a leer, en caso exista, ya que propiciará nuestro acercamiento al contexto de la obra y disfrutar un poco más del proceso de lectura.